Las mosquitas en la basura
las arañas
y sus telas
tejiendo todo a mi alrededor
hay una cucaracha atrapada en una de sus telas
y no puedo aplastarla
pisarla
matarla y escuchar ese ruido idiota
horrible
de una cucaracha aplastada
no puedo quitarle el alimento a las arañas
pero
menos puedo pisar al insecto
porque me da asco
porque me da miedo.
Ahora apareció una abeja
la miro en su último intento
desesperada
quiere salvarse
o la mato yo o la atrapa la tela
Los techos son tan altos
que yo jamás podría trepar
tan arriba
como para ahuyentar a la abeja
¿Porqué debería ahuyentarla?
Todo lo que me rodea
lo que me abraza
tiene esa posibilidad
o yo le doy muerte
sentencia fatal
o muere
indefectiblemente
irreductiblemente
todo mi alrededor caerá
o quedará atrapado
en esas redes que otros insectos tejen para sobrevivir.
No soy yo quien deba combatir ciertos destinos
no soy yo quien deba
no tengo la fuerza.
La abeja tropieza con un vidrio
un vidrio sucio y viejo
se choca
no puede
ya ha perdido
ya perdió
estamos sujetos a algún mundo sostenido por ocho patas
estamos sujetos a chocar
a tropezar
y perder.
No se convive entre los insectos
se sobrevive.
Hay que desesperarse
y sobrevivir
entre la basura
entre el polvo que acumulan ciertos rincones del olvido
entre el humo
los techos enormes
las puertas y sus vidrios empañados.
Y si no se sobrevive
no importa
habrá que dejarse comer
alguna vez
habrá que ser alimento
de otro
aceptar
que las alas también quieren quemarse
que todo está sostenido por los fuegos
que los vientos corren las cenizas
que el mundo sostenido por ocho patas
es otra ilusión
y hay que sobrevivirla.
Pero
una noche
será el soplo de Dios
lo que nos limpie
y nos distraiga
para que sepamos que estamos sobreviviendo
ante la catástrofe
las muertes cercanas
los gestos innobles
el parpadeo de los tristes
el vacío en las calles
las soledades que parecieran muchas y son sólo una.
Aletea la abeja
y mientras aletea
se sabe sobreviviente.
Tal vez ese esfuerzo le valga la redención
tal vez el aleteo la vuelva pura
tal vez el afuera
se conmueva
una vez
un segundo
ante el aleteo de quienes no podemos más que aletear.
No soy yo quien deba combatir ciertos destinos.
No seré yo
será mi sobrevivencia
la que luche con mi alrededor.